Lugar Zaire (actualmente Kinshasa), República Democrática del Congo.
En horas locales son las 19:47.
El panorama era muy pesado para la vida, todo el peso era brutal para tono ser vivo que era en su abundancia en esta zona boscosa; todo era sereno y tranquilo, bueno así solo se apreciaba desde los posibles ojos de los más fuertes, pudiendo ser shinigamis, hollow, derivados. Se notaban corrientes muy fuertes de viento que movían las ramas de los arboles hasta los troncos completos, pero eran solamente rápidas que no perduraban siendo más instantáneas que nada.
Todos estaban pecho abajo, no porque querían principalmente, sino más bien por la gran fuerza de gravedad que los mareaba a muchos, humanos, animales, insectos; pero era rara toda esta fuerza de repente. Pero suena un choque violento que levanta tierra a lo lejos, se escuchaba a un posible espadazo chocando contra un arma igual, todo esto siendo como esas armas americanas que quieren conseguir algo, tal vez experimentar con grupos en donde su palabra en el mundo no cuenta, tal vez para tener recursos naturales económicos abusando de los pobres; de cualquier manera esto no se puede entender, los humanos son ignorantes al verdadero conocimiento del mas allá, y así tiene que continuar.
El sol estaba en lo alto cayendo, mientras se parecía que se activaban minas por las constantes explosiones de tiene levantada que se tenían, pero eso era más que mentira para darle un orden lógico. La única verdad era que toda esta conmoción era provocada por dos almas, siendo de diferentes características pero con algo en común, y era esa clase de energía que ambos emitían, que se identifica como fuerza de shinigami, Dios de la muerte. Ambos tenían de ello, pero uno de ellos tenía más desarrollado esto que otro, pero el que menos tenia de esa cualidad tenía otra a su favor, el poder de un hueco; siendo esto llamado como arrancar.
Todo estaba basado en rápidos movimientos, pero se escuchaba un respirar forzado, ese tono parecía de cansancio mas bien, y ello era del espíritu más puro. Parecía pidiendo ayuda o un comunicado, pero a las últimas instancias dando un rápido shumpo desaparece de la constante flora para estar parada en el cielo, con un característico traje de shinigami; listo para sacar su espada con las piernas flexionadas, concentrada y lista para continuar, mientras que en su parte trasera del cuello se emite una luz que se despega de la piel en pequeños trozos y suben hasta desaparecer.
En esos momentos la shinigami se mantiene concentrado hasta levantar el reatsu a su correspondiente nivel, sin ya el limitador, siendo el verdadero inicio de una batalla. Aun así, sabía que estaba escondido el arrancar en la vegetación de la selva tropical, aun con ese dato, estando atenta de todo, porque estos seres son verdaderamente peligrosos.