-·- DESPACHO // HABITACIÓN DEL COMANDANTE GENERAL -·-
Al momento de entrar al despacho del capitán y comandante general del Gotei trece, decorado de forma gustosa por este, ya que poco a poco con los años que estuvo en su escuadrón querido, el escuadrón numero 13, este se fue haciendo de pertenencias las cuales se llevo consigo al ser elegido, el lugar para describirse se debe comenzar desde el inicio.
La entrada y recepción, lugares ya de comodidad ostentosa, el sitio era relajado, de una forma clásica, la puerta corrediza con una serie de estampados de flores color violáceas, la entrada mantenía el espacio habitual para dejar el calzado que portaban sus invitados, y el calzado de el mismo por supuesto, pues el piso de madera, que tiene todo el despacho, era perfectamente pulcro, sus paredes de un verdoso oscuro llevaban a la recepción, un área que en realidad era la que le daba entrada a un hermoso pasillo, pero en si esta en su totalidad es un área cómoda para esperar, por si el Comandante general se encontraba indispuesto, o estaba atendiendo a alguien más, o simplemente no se encontraba. En este sitio había una hermosa estantería, ideal para dejar las zampakutohs de los visitantes, ya que la división 1 era una de las que más seguridad poseída, nadie entraba sin ser identificado correctamente y todos eran anotados en una lista, esto claro, en la entrada de la división, no en la del despacho; prosiguiendo con la descripción de este sitio, en la estantería se colocan las zampakutohs pues para el capitán era una mala educación portar armas en una reunión entre “compañeros” dentro de su despacho, más no en el área de reuniones, ahí se encuentran unos asientos cómodos para que aquellos que estén esperando se tomen las cosas con calma descansando tranquilamente en ellos; una mesa central muy ornamentada y un pequeño estante con algunos libros que el mismo comandante general recomienda a sus capitanes y allegados, todos además sobre cómo dirigir y la toma de decisiones, memorias todas, de capitanes sabios y expertos.
Ahora, el pasillo, este es largo y pasa por un jardín enorme dando vista completa de el, casi en su total dimensión, con un estanque en el centro de 12 metros de diámetros, dentro peces diferentes pero que pueden vivir en el mismo habitad, lores de loto sobre el agua y un puente sobre todo esto, además una fuente de bambú que suena de vez en vez cuando acumula la suficiente agua dentro de la cilíndrica figura de este material que se mantiene sobre un eje, por lo demás siempre en el jardín se encuentra arboles de cerezo, y un espacio de rocas musgosas forrados de bonsáis de diferentes clases, todos muy bien cuidados por él mismo, es decir un jardín muy ostentoso pero manteniendo una forma tradicional conservadora de la época antigua japonesa, y claro hasta el césped tratados y trabajados por el capitán en persona, eso es lo que el ama hacer en sus ratos libres, mantener aquel bello paraje, melancólico para algunos, lo mejor posible. Para finalizar añadir que el jardín tiene un camino de rocas y lo demás esta cubierto de puro pasto de color verde claro, vivo y muy fresco sobre el cual caen las flores de cerezos cuando lleva la hora o por la noche descansan en estos o en algún otro lugar posadas tranquilas las mariposas infernales que lo visitan.
Luego, una puerta en medio de del pasillo, la cual era el dojo privado del capitán, visto por muy pocos, pero siguiendo el pasillo has6ta el otro extremo cuando se viene de la recepción, se encuentra una puerta de color marón rojiza, con un tipo decorado tallado en los acabados de madera de un dragón de dos cabezas que recorre todo el marco, al entrar se puede ver el típico escritorio caoba con algunos papeles en orden y uno que otro adorno, dando por entendido que este sea el humilde despacho de él, nada más que tres silla cómodas para los invitados, si en dado caso es más de uno, y en las paredes, todas, unos enormes estantes colocados a los largo y ancho de estas, donde sus libros cubren todo menos la puerta; libros que al fin y al cabo ya los había leído todos, algunos recuerdos solamente de noches en vela y otros de simples regalos de alguien especial para él; de en más bajo el techo un candelabro de forma hexagonal con velas en cada esquina y con tres estantes cada vez más pequeños sobre el más grande, todos con las candelas en las mismas esquinas, siendo estos de una forma que va de lo más pequeño a lo más grande muy común en el mundo humano, la altura era de al menos diez metros, pues el lugar posee una segunda planta, privada, solo del Comandante General, por lo que al encender estas velas lo hace gracias a su poder con el control sobre el calor.
Lo demás que estas en la segunda plante, es cosa que se es oculta por el Comandante General, pues nadie nunca a entrado a su habitación o se a alimentado en su comedor.
La entrada y recepción, lugares ya de comodidad ostentosa, el sitio era relajado, de una forma clásica, la puerta corrediza con una serie de estampados de flores color violáceas, la entrada mantenía el espacio habitual para dejar el calzado que portaban sus invitados, y el calzado de el mismo por supuesto, pues el piso de madera, que tiene todo el despacho, era perfectamente pulcro, sus paredes de un verdoso oscuro llevaban a la recepción, un área que en realidad era la que le daba entrada a un hermoso pasillo, pero en si esta en su totalidad es un área cómoda para esperar, por si el Comandante general se encontraba indispuesto, o estaba atendiendo a alguien más, o simplemente no se encontraba. En este sitio había una hermosa estantería, ideal para dejar las zampakutohs de los visitantes, ya que la división 1 era una de las que más seguridad poseída, nadie entraba sin ser identificado correctamente y todos eran anotados en una lista, esto claro, en la entrada de la división, no en la del despacho; prosiguiendo con la descripción de este sitio, en la estantería se colocan las zampakutohs pues para el capitán era una mala educación portar armas en una reunión entre “compañeros” dentro de su despacho, más no en el área de reuniones, ahí se encuentran unos asientos cómodos para que aquellos que estén esperando se tomen las cosas con calma descansando tranquilamente en ellos; una mesa central muy ornamentada y un pequeño estante con algunos libros que el mismo comandante general recomienda a sus capitanes y allegados, todos además sobre cómo dirigir y la toma de decisiones, memorias todas, de capitanes sabios y expertos.
Ahora, el pasillo, este es largo y pasa por un jardín enorme dando vista completa de el, casi en su total dimensión, con un estanque en el centro de 12 metros de diámetros, dentro peces diferentes pero que pueden vivir en el mismo habitad, lores de loto sobre el agua y un puente sobre todo esto, además una fuente de bambú que suena de vez en vez cuando acumula la suficiente agua dentro de la cilíndrica figura de este material que se mantiene sobre un eje, por lo demás siempre en el jardín se encuentra arboles de cerezo, y un espacio de rocas musgosas forrados de bonsáis de diferentes clases, todos muy bien cuidados por él mismo, es decir un jardín muy ostentoso pero manteniendo una forma tradicional conservadora de la época antigua japonesa, y claro hasta el césped tratados y trabajados por el capitán en persona, eso es lo que el ama hacer en sus ratos libres, mantener aquel bello paraje, melancólico para algunos, lo mejor posible. Para finalizar añadir que el jardín tiene un camino de rocas y lo demás esta cubierto de puro pasto de color verde claro, vivo y muy fresco sobre el cual caen las flores de cerezos cuando lleva la hora o por la noche descansan en estos o en algún otro lugar posadas tranquilas las mariposas infernales que lo visitan.
Luego, una puerta en medio de del pasillo, la cual era el dojo privado del capitán, visto por muy pocos, pero siguiendo el pasillo has6ta el otro extremo cuando se viene de la recepción, se encuentra una puerta de color marón rojiza, con un tipo decorado tallado en los acabados de madera de un dragón de dos cabezas que recorre todo el marco, al entrar se puede ver el típico escritorio caoba con algunos papeles en orden y uno que otro adorno, dando por entendido que este sea el humilde despacho de él, nada más que tres silla cómodas para los invitados, si en dado caso es más de uno, y en las paredes, todas, unos enormes estantes colocados a los largo y ancho de estas, donde sus libros cubren todo menos la puerta; libros que al fin y al cabo ya los había leído todos, algunos recuerdos solamente de noches en vela y otros de simples regalos de alguien especial para él; de en más bajo el techo un candelabro de forma hexagonal con velas en cada esquina y con tres estantes cada vez más pequeños sobre el más grande, todos con las candelas en las mismas esquinas, siendo estos de una forma que va de lo más pequeño a lo más grande muy común en el mundo humano, la altura era de al menos diez metros, pues el lugar posee una segunda planta, privada, solo del Comandante General, por lo que al encender estas velas lo hace gracias a su poder con el control sobre el calor.
Lo demás que estas en la segunda plante, es cosa que se es oculta por el Comandante General, pues nadie nunca a entrado a su habitación o se a alimentado en su comedor.
