Las calles de la ciudad mostraban una pulcritud dignas de un rey, bañadas por la luz de aquel astro rey que se posaba sobre el cielo azul desde hacía eones. La gente caminaba muy tranquila por esos lugares, como si nada pasara en ese mundo lleno de vida. Las preocupaciones no estaban cerca, y era un día genial... Hasta ahora
Nadie pudo notar como un pequeñito pedazo de cielo caía al suelo y se hacía añicos, algo que no sucedía muy a menudo a decir verdad, y menos que ese pequeño hueco que ahora se encontraba en el cielo se empezara a expandir lenta pero constantemente, dando lugar a lo que parecía una ventana al mas negro de los planos, en donde el caos y la oscuridad parecía arremolinarse de manera incoherente y terrorífica. Qué clase de demonio podría salir de allí? Eso estaba a punto de saberse
Primero, una mano, grande y poderosa, aferrándose del borde del portal como si se tratase de una puerta. Necesitaba apoyarse para poder terminar de sacar su inmensidad y poderío por completo de la Garganta. Luego, una pierna, también anciana pero fibrosa y llena de músculos. Por último, el torso, que descubría a un anciano de unos aparentes 80 años, pero muy vigoroso en apariencia y lleno de cicatrices que seguramente eran de guerras pasadas. Al llegar al suelo, toda la gente cerca de el murió al instante, pero nadie le veía. Khan, tal era el nombre del ser, sonrió contento
"Que la cacería comience..."
Nadie pudo notar como un pequeñito pedazo de cielo caía al suelo y se hacía añicos, algo que no sucedía muy a menudo a decir verdad, y menos que ese pequeño hueco que ahora se encontraba en el cielo se empezara a expandir lenta pero constantemente, dando lugar a lo que parecía una ventana al mas negro de los planos, en donde el caos y la oscuridad parecía arremolinarse de manera incoherente y terrorífica. Qué clase de demonio podría salir de allí? Eso estaba a punto de saberse
Primero, una mano, grande y poderosa, aferrándose del borde del portal como si se tratase de una puerta. Necesitaba apoyarse para poder terminar de sacar su inmensidad y poderío por completo de la Garganta. Luego, una pierna, también anciana pero fibrosa y llena de músculos. Por último, el torso, que descubría a un anciano de unos aparentes 80 años, pero muy vigoroso en apariencia y lleno de cicatrices que seguramente eran de guerras pasadas. Al llegar al suelo, toda la gente cerca de el murió al instante, pero nadie le veía. Khan, tal era el nombre del ser, sonrió contento
"Que la cacería comience..."